Creo en tu estrella.

Estando cerca de que se cumpla un año de aquel día en que partiste, es inevitable que se me vengan mil recuerdos tuyos a la cabeza. Es muy loco el hecho de pensar en que siempre me preguntabas lo típico de todas las abuelas ("y el novio?"), y que tu partida física de éste mundo me haya hecho conocer -en cierta forma- a la persona con la cual fui feliz después de mucho tiempo. En cierto modo, tuviste mucho que ver en eso, y compruebo (con esta y otras cosas más), que desde algún lugar que todavía no conozco, vos me estás guiando. Supongo que también te tocó ver un par de injusticias, pero hay algo de lo que estoy muy segura, y es que siempre vas a estar cuidándome,desde donde sea que estés. Es hermoso tener la seguridad de haberte aprovechado todo lo que pude cuando estuviste acá (y es ahora cuando me arrepiento de aquellas veces en que no lo hice por no saber darme cuenta...). Pero lo que es más hermoso aún, es recordarte y que instantáneamente se me dibuje una sonrisa, tan grande como el amor que te tengo, pero un poco más chica que ese querer maravilloso que sentías por mí; que demostraste en cada palabra que salía de tu boca cuando te emocionabas al hablar de tus nietas, esas que te acompañaron hasta el último día en que tu cuerpo se convirtió en cenizas, pero tu recuerdo se hizo inmortal. Gracias por tantos caprichos cumplidos, por iluminarnos desde arriba.
Y por sobre todo, gracias por bajar a saludarme en ésta última Navidad..


Te amo Abuela.
(hoy y siempre!)

No hay comentarios:

Publicar un comentario