De amor y otras adicciones.

Que lindo sentir que por fin, tenés todo el tiempo del mundo para poder hacer lo que querés sin hacerte problema por absolutamente nada. Sensaciones que mezclan plenitud, tranquilidad, reflexión, pasividad… de todo un poco, para ser concisa.
Después de “la tormenta” (por describir un período de suma movilidad este año), se necesita de la calma para poder reflexionar. Dicen que no es tan bueno dedicarse a pensar todo el tiempo, a veces uno mismo se quema la cabeza sin sentido por darle vueltas y vueltas a un asunto que no tiene solución. Pero por lo menos yo, soy de esas personas que necesitan tener la mente en frío para decidir lo que quieren y poder salir a flote de determinadas situaciones. Sobre todo por no ser objeto manipulable de la incertidumbre… Uf, ¡si habré hablado de la incertidumbre! ¡Si la habré sentido tan propia en este último tiempo! Puedo dar fe de que es una de las sensaciones más paralizantes y perturbadoras que existen. O por lo menos, que conozco. Me siento liberada de eso, lo veo como un período ya muy lejano de mi realidad actual. No me sirve de nada estancarme en cosas que ya no tengo, o que no puedo tener más. Bah, digo 'que no puedo tener más' como si yo manejara mi propia suerte… La vida da vueltas tan inesperadas a veces, que ¿quién te dice? En una de esas, el destino nos cruce en alguna otra ocasión...
Justo ayer, casualmente, una película me hizo pensar sobre las segundas oportunidades que podría llegar a darle a una persona en particular, en mi vida. (De amor y otras adicciones). Cuenta un poco sobre las relaciones que se mantienen actualmente entre pibes de nuestra edad, con esa mentalidad de hacer lo que cada uno quiera, cuando quiera, como quiera y con quien quiera, sin ningún tipo de compromisos.
Conozco a alguien que adoptó esa postura para sí, y recién ahora puedo entender lo acertado que se vuelve y lo bien que hizo. Hasta me hace pensar que eso podría suceder entre nosotros… ¡Mambos raros si los hay! Jamás estuve a favor de esa manera de manejarse con los demás, quizás porque está todo bastante polarizado por el machismo hoy en día, como desde hace siglos, y cuesta tanto revertirlo. Pero aunque hasta yo misma me sorprenda de tener ese pensamiento, confío en que adoptaría por lo menos, con vos, ese tipo de postura. ¿Por que necesite alguien con quien estar? ¿Por que no puedo superarte? ¿Por que te convertiste en un capricho? Podrán, muchos, verlo de esa manera. Por mi parte, creo que es porque ya no me importa, sinceramente, lo que haya pasado hace un tiempo entre nosotros. “Un amor sincero es aquel que no pide explicaciones, solamente ama” supieron decirme alguna vez, y sostengo que está en lo cierto. Aunque quizás el verbo “amar” nos quede demasiado grande. No es por menospreciar ese afecto que supimos tenernos alguna vez, ni mucho menos por minimizarlo. Pero nunca nos enamoramos. Ni siquiera cerca estuvimos. El amor es algo que a nuestra edad no se descubre. Es algo que va más allá de lo carnal. Si bien es sentir que alguien te vuela la cabeza, es algo que perdura. Y lo nuestro no perduró, en absoluto. Duró menos que un suspiro. Ese tipo de enlaces están más emparentados a la obsesión o a lo erótico, creo. Y fue eso justamente, lo que hizo sacar a luz lo peor de mí. De vos puedo rescatar muchas cosas, valores y enseñanzas que me dejaste marcadas y que hoy en día, sigo implementando en mi rutina (cosas tan básicas como lavarse las manos, aunque suene un disparate). Pero yo… cada día me doy cuenta de más y más cosas que hice mal.
Conociste un lado que ni yo conocía de mí misma, creo que el peor de todos los que pude mostrarte.
No es por echarme la culpa de todo, porque sabemos bien que no la tengo. Pero creo que desde el principio, nuestro asunto patinó constantemente. Y siento un cargo algo considerable por no haber sabido mostrarte quién soy de verdad,, en esos meses que estuvimos juntos. Tanto tiempo desperdiciándolo en cosas tan absurdas... Me incomoda que hayamos pasado cosas tan importantes (quizás más para mí desde el lado emocional) y que, sin embargo, tengas cualquier imagen de mí.
Creéme, lo que conociste de mi, es menos del 10% de lo que en realidad soy. No son mis prioridades, esas que vos conociste. No es mi mejor manera de querer, esa que vos experimentaste. No son mis palabras, tan superficiales como yo las di a entender.
Tengo mil y un cosas mejores para dar, un sin fin de ideas para proponerte y otras tantas cosas para compartir juntos.
¿Que si te pido que vuelvas y todo sea como antes? Jamás, nunca se me cruzó por la cabeza. Nada que sea similar al antes ayudaría. Simplemente, te ofrezco la posibilidad de volver a conocernos. Quizás no ahora, sino en algún futuro no muy remoto. Después de un par de giras, para experimentar otros amores, otras experiencias.
Pero la próxima vez, conocernos de verdad.

2 comentarios:

  1. Hermosa tu publicacion, me encanto! Y hasta me emocioné, te sigo en tu blog, un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que lindo leer cosas como estas. Una vez más, te agradezco por el tiempo. Puede parecer una boludes a simple vista, pero en serio me copa mucho que haya gente que se tome la molestia de hacerlo. Lo que más me llena, es el hecho de haberte generado algo adentro, que en realidad es la parte más importante de esto para mí. Un saludo maestra!

      Eliminar